RECORDANDO AL GENERAL ELOY ALFARO

Retrato del General Eloy Alfaro Delgado en 1883 
Foto: Colección Dr. Miguel Díaz Cueva - INPC 

Ha transcurrido tanto tiempo desde aquella fecha trágica donde se silenciaron los gritos y ánimos de aquellos valientes personajes reconocidos y anónimos que ofrendaron su vida para precautelar la libertad y la equidad entre el pueblo que los vio nacer, para terminar con la oligarquía y con la burguesía que tan solo se beneficio del pueblo humilde y trabajador de la época.

Entre los nombres de aquellos personajes que hoy forman  parte de la Historia del Ecuador en la llamada "Hoguera Bárbara" obra del novelista y escritor guayaquileño Alfredo Pareja Diezcanseco en la cual de manera novelada pero con datos verídicos nos describe como se vivieron esos momentos en que el pueblo se volcó a las calles en un grito unísono que muchos califican de conspiración en contra del "Viejo Luchador" que fue victimado por la turba enfurecida de aquel Quito de 1912.

José Eloy Alfaro Delgado como consta en su acta de bautizo nació en Montecristi en 1842, que debemos citar aquí fue bautizado por el sacerdote y legislador latacungueño Cayetano Ramírez y Fita, desde temprana juventud el pequeño Eloy pudo observar como la gente era explotada y maltratada por los llamados colonos, a pesar de que su padre era español Don Manuel Alfaro González un exiliado político radicado en Montecristi donde emprendió el comercio del sombrero de paja toquilla arte que también llegaría a dominar el futuro líder de la filas liberales.

Desde pequeño se mostró gallardo y temerario ya se veía venir la fuerte personalidad y temple que lo caracterizaría toda su vida, como en aquel tiempo que junto con amigos del barrio formo una pandilla que dedicabase a realizar pequeños desmanes en el pueblo, por tal motivo el Jefe Político José Pinto los persiguió pero firme y tenaz a no retirarse enfrentaron a la autoridad a punte de pedradas. Una victoria inocente pero con el costo de ser llevado a Lima por su padre involucrándose en el negocio familiar para así evitar represalias que seguramente afectarían la imagen de la familia, desde este momento ya conoció algo parecido a un destierro, palabra que lo acompañaría en muchas ocasiones especialmente en Panamá donde conoció al amor de su vida Doña Ana Paredes Arosemena procreando una despertada descendencia.   

Alfaro sintió el llamado de la Patria para defenderla, honrarla y protegerla de todo aquel que quisiera atentar contra su estabilidad democrática, aquel 5 de Junio de 1895 quedo gravada en la Memoria de los quiteños y de los ecuatorianos como un día en que el pueblo se levanto en armas para frenar los abusos y las discrepancias entre aquellos que ordenaban para enriquecerse y los que trabajaban para ser más pobres. Una de sus obras trascendentales fue la terminación de los tramos del Ferrocarril Andino que durante mucho tiempo permitieron el ingreso y salida de productos de pueblos alejados de la ciudad, otra obra reconocida la Creación  de la Ley de Registro Civil en 1901 mediante la cual los ecuatorianos contaban con una base de datos donde podía inscribirse nacimientos defunciones y matrimonios, así mismo la creación de la Colegio Militar "Eloy Alfaro" de la capital y otros establecimientos para la educación de mujeres y hombres como el Instituto Nacional "Mejía", los normales "Manuela Cañizares" y "Juan Montalvo", el Escudo Oficial de Armas de la Republica del Ecuador hecho acontecido el 31 de Octubre de 1900; un aporte tan valioso para aquella época, de cuyos establecimientos  emergieron valiosos profesionales de la vida publica de nuestro país.

Lamentablemente como es algo común de la política los engaños y las envidias fraguaron para el trágico fin de Alfaro que fuera llevado detenido desde Guayaquil hasta Quito en el mismo tren que el construyera, como relatar un ex funcionario del Ferrocarril a la cadena Televisiva Gamavisión, ese 28 de Enero de 1912 se tiño de sangre cuando fuera muerto por un tiro en la cabeza en la Celda #12 del Penal "García Moreno" de la capital, posteriormente su cuerpo lanzado desde el segundo piso hacia abajo donde la muchedumbre lo llevara arrastrando por las calles de la capital, su cuerpo poco a poco ya inerte comenzó a despedazarse y sus restos ya sersenados eran lanzados a los curiosos como un acto de celebración, los batallones entonaban música como celebrando el trágico momento y hasta se dice que alguien tomo chicha con el hueso occipital del cráneo del Viejo Caudillo Manabita. 

Pruebas de ese fatídico día son las fotografía captadas por el fotógrafo guayaquileño Carlos Monteverde y las memorias escritas de los sucesos por el erudito Genealogista quiteño Don Cristóbal de Gangotena y Jijón que fuera testigo ocular de los eventos. El arrastre a los mártires del Ejido se efectuó de la siguiente manera: Eloy Alfaro, Ulpiano Paéz Serrano y Luciano Coral fueron llevados por las Calles Rocafuerte, Guayaquil, Sucre, Venezuela, Chile regresando otra vez a la Guayaquil para finalizar en el Parque El Ejido. Flavio Alfaro Santana y Medardo Alfaro Delgado (sobrino y hermano de Eloy Alfaro) fueron llevados por las Calles Rocafuerte toda esta calle hasta la Loma Grande para después tomar la Juan Pío Montúfar, Espejo y la Calle Guayaquil hasta el parque El Ejido. Finalmente fueron incinerados en el Sector de El Ejido hasta que sus cuerpos estaban totalmente desechos, una vez que la turba enardecida se alejo los restos del General Eloy Alfaro fueron llevados a sepultar en el Cementerio de San Diego, su acta de defunción fue inscrita el 11 de marzo de 1912 por el Mayor Julio E. Cortéz. 

Este mes de Enero recordamos al Viejo Luchador como una ejemplo de patriotismo para los ecuatorianos un modelo a seguir que de seguro necesitamos hoy en día cuando nuestra país sufre los estragos de una deuda contraída por caprichos, es momento de reflexionar y siempre tener cuenta que nuestro país se forjo a través de la ofrenda de vidas tan valiosas como las de nuestro personaje, recordemos que la voz del pueblo es la voz de Dios.