Vista del Malecón de Guayaquil en los años veinte Foto: Fondo Miguel Díaz Cueva - INPC |
Un día como hoy hace 93 años las calles de la ciudad porteña de Guayaquil se tornaron de sangre, cuando los cañones de rifles y bayetas atravesaron fulminantes a los gritos de un pueblo que exigía un cambio necesario y justo pero que el gobierno de turno de aquel entonces no quiso escuchar.
Aquella chispa germino para dar nacimiento al movimiento socialista ecuatoriano, un grupo de personas que buscaron un cambio radical para los trabajadores que se veían explotados por parte de los colonos dueños de haciendas cacaoteras, donde los trabajadores eran explotados laboralmente con sueldos miserables y un trato poco humano. La economía de aquella época se disparo por la producción de la llamada "Pepa de Oro", pero mientras esto sucedía el caos laboral empeoro no solo para aquellos que trabajaban en las labores agrícolas, el problema fue para todos, la razón muy sencilla, la economía del país se estaba desmoronando.
Los apoyos a la noble causa no se hicieron esperar, siendo los trabajadores ferrocarrileros de Durán los primeros en unirse a la huelga, la misma que fácilmente agolpo a más de 30.000 trabajadores entre hombres, mujeres, niños y ancianos, todos ellos con la firme voluntad de hacer respetar sus derechos ante las injusticias de los banqueros de la época, que se vieron beneficiados en sus fortunas mientras la clase trabajadora padecía de hambre y angustia.
Pasado el medio día de aquel 15 de Noviembre de 1922 los ruidos estruendosos de fusiles se escuchan en las céntricas calles de Guayaquil, siendo el Malecón donde se concentraron las tropas enviadas por el Presidente Dr. José Luis Tamayo al mando del Coronel Enrique Barriga, que repelieron sin piedad alguna a toda la muchedumbre agolpada a aquella tarde, más de 1500 muertos nos dicen las crónicas fue el saldo de aquella masacre, donde los trabajadores cayeron uno a uno sin desmayar en su objetivo de luchar por sus derechos y tener un futuro mejor.
Conforme historiadores guayaquileños se dice que a los cuerpos de los caídos en las calles, se les habría el vientre antes de arrojarlos al Río Guayas, esto con la finalidad de que los cuerpos no flotaran en las aguas de aquel imponente río testigo mudo de aquel suceso. Familiares de aquellos valientes trabajadores que se mezclaban entre obreros, panaderos, jornaleros, en fin todos los sectores que permitían vivir dignamente; arrojaban al manso río ramos de flores en forma de cruz, para de esta manera demostrar el amor y la tristeza de aquellos valientes que ofrendaron su vida por aquello que era justo, pero para otros carecía de importancia.
Estas escenas serian la inspiración para que el joven guayaquileño Joaquín Gallegos Lara diera vida a su obra "LAS CRUCES SOBRE EL AGUA" publicada en Guayaquil en 1946, en la cual relata a manera de novela los acontecimientos vividos en aquel fatídico día y las consecuencias que esto trajo a la familias de los victimados, que impotentes ante las acciones se vieron consolados por la sangre nueva que germino aquella derramada en las calles, cuando se crearon los primeros sindicatos y asociaciones de trabajadores, su sacrificio no fue envano ya que sus frutos son el beneplácito del presente y del futuro.
Por tal motivo nuestros trabajadores de todos los sectores son el motor del desarrollo de nuestro país, quienes día a día sin importar el cansancio y el esfuerzo que requiera siguen trabajando por nuestra patria, para que las futuras generaciones tengan cimientos de valores y educación basados en la igualdad, la libertad y la democracia.
Por tal motivo nuestro pueblo latacungueño no se da por rendido a pesar de la actividad de nuestro coloso Cotopaxi, al contrario seguimos adelante cuidando de nuestra ciudad y su gente, por que los latacungueños, los ecuatorianos defenderemos y trabajaremos siempre por el bien de nuestro país.
Redacción Central: TRIBUNO EXTRA COTOPAXI
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