EVOCANDO A MEDARDO ÁNGEL SILVA
Análisis de su trayectoria (1° Parte)
Medardo Ángel Silva durante su juventud. Foto: Internet |
La poesía halla en Medardo Ángel
Silva a uno de los mejores exponentes de la poesía de inicios del siglo XX, un
joven de tez trigueña, estatura mediana, delgado y cuyos ojos eran cubiertos
por unos lentejuelos por su miopía, son
las características de aquel genio poeta que comenzó a escribir sus versos
cargados de melancolía, amor y tristeza.
Podríamos decir que su mayor
inspiración fue la muerte misma, para este joven guayaquileño nacido en 1898,
en un hogar humilde desde el cual divisaba el paso de los carruajes fúnebres
los mismo que de alguna manera se quedaron impregnados en el pensamiento de
aquel joven lisonjero, tranquilo y enamorado de la inspiración la que se puede
notar con facilidad en sus obras. Proveniente de una familia de origen español,
su abuelo Fermín Silva y Osaguera fue músico de profesión Director de Orquestas de Zarzuela Españolas inclinación que heredaran gran
parte de sus descendientes incluido el padre de Medardo, que fue afinador de
pianos y músico.
Posiblemente uno de los acontecimientos que marco su vida fue la
prematura muerte de su padre, fallecido en 1902 a causa de la tuberculosis
conforme los datos que se encuentran en el Diccionario Biográfico Ecuatoriano
del historiador y jurisconsulto guayaquileño
Dr. Rodolfo Pérez Pimentel, su madre una mujer relativamente hermosa y que
cultivaba la poesía en sus ratos de ocio, quizás ella aplacaba aquel vacío
dejado por su padre, pero posiblemente algo que influyo en su vida fue la
limitada economía de su hogar, el mismo que gozaba de la estima de la sociedad
de la época por sus modales y costumbres.
La niñez de Medardo Ángel Silva
transcurrió en una sociedad todavía elitista y en cuya época la poesía era
parte de la intelectualidad porteña, aunque este camino lleno de sentimientos y
emociones, de lecturas silenciosas que de alguna manera sembraron en su
personalidad la sensibilidad necesaria para transmitir sus emociones a través
de hermosos versos inmortalizados con la música de nuestro pentagrama Nacional.
El haber aprendido idiomas extranjeros como el italiano, francés y latín le
permitiría leer los grandes clásicos de la poesía en su lengua natal, de
aquellas lecturas que realizaba en la biblioteca parroquial quedaría prendido de
la novela de Jean D' Agreve un relato amoroso cuyo final era protagonizado con
el suicidio del personaje principal por amor, esta relativa idea lo comenzaría
a obsesionar sin saber que su última morada tendría un final similar a la de su
novela.
Su espíritu poético lo incentivo
a enviar sus poemas al “Telégrafo Literario” pero los encargados del periódico
juzgaron su poema como una copia y lo tiraron a la basura, para Medardo Ángel Silva esto debió
sumarse al sufrimiento y melancolía que lo caracterizo, portador de un orgullo
natural que no le permitía ser víctima de ningún regaño, citando aquí como
ejemplo la ocasión que un profesor del Colegio “Vicente Rocafuerte” donde curso
la secundario lo obligo a cortase la melena de su cabellera, Silva rebelde y
respetuoso a sus principios no lo hizo, decidiendo entrar a trabajar como un
simple obrero de la Imprenta Sucre. Perseverante en su intento de ver
publicados sus poemas los envió a la ciudad de Quito a la Revista “Letras”,
pero al igual que en el “Telégrafo Literario” fueron tomados como clásicos y no
como una producción creada por el joven Silva.
Alonso León Cajiao
Historiador Genealogista - Cronista Gráfico Documentalista
DERECHOS RESERVADOS DE AUTOR 2015
Alonso León Cajiao
Historiador Genealogista - Cronista Gráfico Documentalista
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