Lic. C茅sar Enrique J谩come
Ecuador, pa铆s de contrastes. Los
bramidos y las fumarolas del volc谩n activo m谩s alto del mundo que 煤ltimamente
asustara e inquietara a los poblados circunvecinos, nos concede una tregua;
pero, enseguida, las placas de Nazca y Continental se ponen en movimiento y
producen un espantoso terremoto, cuyos estragos son funestos y despiertan la
solidaridad de los ecuatorianos para paliar la desgracia de los hermanos. Sobre
estos acontecimientos, entre nubarrones negros que anuncian borrasca, impasible
planea el representante del ave s铆mbolo presente en nuestro escudo; es uno de
los pocos que a煤n viven en libertad; otea sobre un min煤sculo caser铆o de chozas
diseminadas y perdidas entre la bruma, los pajonales y el viento.
¿Qu茅 mira nuestro c贸ndor desde un peque帽o claro? Mira la
cruz que preside una capilla, ubicada en la serran铆a central, en la cual el
P谩rroco, protegido por gruesa chompa de cuero negro y bufanda de lana de
vicu帽a, imparte con devoci贸n la catequesis a un pu帽ado de ni帽os campesinos,
arropados con ponchos rojos; termina la misi贸n del d铆a d谩ndoles a conocer a los
infantes que, en la ma帽ana, le visitaron unos hombres extra帽os, quienes le
expresaron que buscaban con frenes铆,
desde hace a帽os, en estos parajes la existencia de un sapito negro cuya barriga
ten铆a color de fuego con destellos de ceniza, batracio que hab铆a desaparecido
de las cordilleras del Ecuador desde hace treinta a帽os, tiempo que coincid铆a
con la visita que realiz贸 el Papa Juan Pablo II; le manifestaron, adem谩s, que
la persona que encuentre este jambato se har铆a acreedora a una gran recompensa.
Los hermanos David y Vinicio, ni帽os ind铆genas, se separaron de sus compa帽eros
catec煤menos y arrodillados al pie del altar levantado 煤ltimamente, le pidieron
al Santo Juan Pablo II que les haga el milagro de encontrar al jambato negro,
junto al manantial en donde, d铆as antes, hab铆an visto y jugado con unos sapitos
negros. Al otro d铆a los dos ni帽os se presentaron ante el Sacerdote llevando
entre sus manos morenas el preciado tesoro; el P谩rroco, entre nervioso e
intrigado, llam贸 de urgencia a los hombres interesados, quienes no tardaron en
llegar y asombrados observaron a dos ejemplares vivos de la especie Atelopus
ignescens, con su vientre de fuego, que significar铆a llama, pasi贸n, amor.
El Profesor Geovanni Onore Presodente de la Fundaci贸n OTONGA certifico el reencuentro del jambato negro en Mayo del 2016. Foto: gallery.kunzweb.net |
Pronto sabremos los nombres de los
cient铆ficos que redescubrieron la existencia del jambarto negro; el lugar y la
provincia en donde se ha agazapado para mantener la supervivencia de la
especie, y m谩s detalles de esta asombrosa noticia.
Solamente en la patria
de origen del jambato negro su aparici贸n no ha concitado la preocupaci贸n y
fervor que este acontecimiento se merece. Ecuador, pa铆s de contrastes.