domingo, 13 de marzo de 2016

GUAYASAMÍN: UN ANÁLISIS A SU VIDA Y OBRA

domingo, 13 de marzo de 2016


Por: Paúl Rivera Berrazueta 

¨Mi pintura es para herir, para arañar y golpear en el corazón de la gente. Para mostrar lo que el Hombre hace en contra del Hombre¨

¨Carajo, soy un indio! Me llamo Guayasamín¨

Foto: www.guayasamin.org
El gran maestro de la pintura ecuatoriana, así se lo conoció a don Oswaldo Guayasamín, quiteño, el mayor de 10 hermanos que provenían de un hogar humilde, y esa humildad y su descendencia indígena género en el hombre un afanoso testimonio en el arte, en la pintura, una verdadera demostración de toda la ira y el sufrimiento de la desigualdad entre los hombres, entre los hermanos.

Pintura titulada "Los Niños Muertos" que le fuera inspirada tras la muerte de un amigo de la niñez durante la "Guerra de los Cuatro Días" suscitada en 1932 en la Capital. 
Foto: www.arteygalerias.com
Desde muy pequeño, a escasos 7 años de edad, Oswaldo Guayasamín ya daba muestras de su talento nato en la pintura, se dice que el recuerdo de su madre afloro su sensibilidad y despertó esa vocación artística, se dice que su madre le cedía la leche que alimentaba a uno de sus hermanos menores, para que el disolviera las pastillas de acuarela que utilizaba para pintar. Su padre trato de direccionar la vida de su hijo Oswaldo, quería que estudie una carrera convencional, como medicina o abogacía, pero halla por los años 30, entra a estudiar en la escuela de Bellas Artes, conviertendoce rápidamente en el alumno más destacado y al mismo tiempo en el mejor maestro. Sus cuadros impactan a todos cuantos los ven. El gran Guayasamín, asume una postura rebelde, que irradia ira contra los abusos sociales en el país, la crueldad de la época en Quito, la pobreza y la desigualdad, el racismo, hacen del joven artista asume una actitud ideológica que se refleja en su concepción plástica y su actitud política.

Pintura de Guayasamín que representa una masacre de niños en una calle de Quito, aquí murió un amigo cercano de la infancia del maestro.  En 1940 se gradúa de pintor y escultor en la Escuela de Bellas Artes, A su primera exposición asiste Nelson Rockefeller. Queda impresionado con el trabajo de Guayasamín, le compra 5 cuadros y poco después gestiona una invitación para que el pintor visite y exponga en Estados Unidos por 7 meses. Con el dinero ahorrado durante ese tiempo en Estados Unidos, Oswaldo viaja a México con el objetivo de conocer a Orozco a quien admiraba profundamente, durante su visita conoce también a Diego Rivera y de ambos aprende la técnica de pintar al fresco. En ese viaje entabla amistad con el poeta chileno Pablo Neruda.

En 1961 empieza su segunda serie, “La Edad de la Ira”, con la cual quería mostrar los lugares y hechos que se convirtieron en mataderos de la humanidad durante el siglo XX, como fueron los campos de concentración nazis, la guerra civil española, las dictaduras en América Latina, las bombas de Hiroshima y Nagasaki, las invasión a Playa Girón en Cuba.

Foto: www.arteygalerias.com

Foto: www.arteygalerias.com

Foto: www.arteygalerias.com

Foto: www.arteygalerias.com
En 1976 crea junto con sus hijos la Fundación Guayasamín, y a través de ella dona al Ecuador todo su patrimonio artístico, con el que organiza tres museos: Arte Precolombino (más de 2.000 piezas), Arte Colonial (más de 500 piezas) y Arte Contemporáneo (con más de 250 obras). En este último se exhiben los cuadros pertenecientes a la Edad de la Ira, la cual fue donada en su totalidad para evitar que se dividiera. Para los años 90, específicamente 1996, Guayasamín crea la obra arquitectónica La Capilla del Hombre, es aquí donde el gran maestro ejerce un tributo al hombre latinoamericano, que ha sufrido y ha recibido la miseria emanada de los poderosos en el planeta, pasando por el mundo precolombino, la conquista, la colonia y el mestizaje.

En la Imagen la Capilla del Hombre unos de los legados más valiosos de Oswaldo Guayasamín
Foto: www.guayasamin.org
Oswaldo Guayasamín fallece el 10 de marzo de 1999, hace 17 años y se lo recuerda como uno de los mejores seres humanos, con irreprochable talento, un amor ferviente por sus orígenes humildes, por el indigenismo que corrió por sus venas, incansable luchador social, así te recordamos maestro de maestros. Sus cenizas descansan bajo el denominado “Árbol de la Vida”, un árbol de pino plantado por el mismo Guayasamín en la casa en que vivió sus últimos 20 años, dentro de una vasija de barro.

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Documental gráfico que se proyecta en la Casa de la Cultura , núcleo de Cotopaxi el 28 de octubre

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